Día 2 – La niña que fui y lo que necesitaba de ti
Mamá…
Hoy no quiero escribirte como la mujer que soy, sino como la
niña que fui.
Esa niña pequeña que te miraba con ojos grandes, buscando tu atención, tu
ternura, tu aprobación.
Quiero hablarte desde ese lugar en el que todavía me duele recordar,
pero también desde donde hoy empiezo a comprender.
Yo te miraba como a un mundo entero.
Y aunque muchas veces me abrazaste,
también hubo momentos en que te sentí lejana, abrumada, con la mirada ida.
Sé que tenías mil cosas en la cabeza, que la vida te exigía mucho,
pero para mí… tú eras mi centro.
Y desde ese centro, yo buscaba señales:
una mirada que me dijera “estás bien como eres”,
una sonrisa que no dependiera de si me porté bien o no,
una presencia que no se apagara en medio del cansancio o el dolor que tú
llevabas.
Yo necesitaba protección…
pero también libertad para ser niña.
Necesitaba menos responsabilidad sobre tu tristeza
y más espacio para jugar sin miedo a lastimarte con mis emociones.
“No necesitaba entender tus problemas…
necesitaba que tú entendieras que yo solo era una niña.”
Sé que no fue tu intención hacerme sentir responsable.
Sé que tú también fuiste una niña que no recibió lo que necesitaba.
Y por eso, no te culpo.
Pero sí reconozco que crecí antes de tiempo.
Que aprendí a sonreír para que tú no te preocuparas.
Que fui buena, fuerte y silenciosa para no darte más de qué ocuparte.
Hoy, mamá, reconozco lo que necesitaba de ti…
y no lo hago para señalarte, sino para empezar a dármelo yo.
Hoy me doy permiso de volver a ser esa niña.
La abrazo. La escucho. Le digo que no tiene que cuidar a nadie más.
Que no tiene que ganarse el amor de nadie.
Que no está sola.
Porque ahora estoy aquí para ella.
Y desde ese reencuentro…
empiezo a construir una nueva forma de amar,
una nueva forma de recibir,
y una nueva forma de prosperar, desde dentro.
Con amor,
tu hija,
la que ya no se calla lo que necesitaba.
⬅️ Volver al Día 1:
👉 Mamá, esto es lo que aún me duele
No hay comentarios:
Publicar un comentario