Día 7 – Ya no necesito ser leal a tu sufrimiento
Mamá…
Hay algo que hoy veo con claridad:
Durante años he caminado con pasos medidos.
Como si tuviera miedo de avanzar demasiado.
Como si algo dentro de mí susurrara:
“No vayas tan lejos, no lo hagas tan distinto, no lo logres tan fácil…”
Y hoy entiendo por qué.
Porque, sin darme cuenta,
he sido leal a tu sufrimiento.
Me vi repitiendo tu agotamiento.
Me vi rechazando el descanso, la abundancia, la facilidad.
Me vi pensando que si a ti te costó tanto todo,
yo no tenía derecho a que me fuera mejor.
Como si vivir de otra forma fuera traicionarte.
Como si yo tuviera que demostrarte que valoro tu sacrificio…
repitiéndolo.
Pero mamá… hoy te miro diferente.
Te miro como mujer, no como mito.
Te miro con amor, no con culpa.
Y desde ese amor, te digo:
“Ya no necesito ser leal a tu sufrimiento…
porque prefiero ser fiel a tu fuerza.”
Tu dolor fue real.
Tu historia fue intensa.
Pero no tengo que seguirla al pie de la letra para honrarte.
Puedo amarte sin seguir tus heridas.
Puedo agradecerte sin replicar tu escasez.
Puedo recordarte… mientras florezco.
Hoy me doy permiso para vivir con ligereza.
Para dejar de vivir “en deuda” con tu pasado.
Para dejar de demostrar amor desde la repetición del dolor.
Y si alguna parte de mí aún duda, la miro con ternura.
Le digo que está bien avanzar.
Que brillar no es traición.
Que merecer no es falta de respeto.
Que ser feliz no es deslealtad.
Mamá…
hoy elijo ser fiel a la vida que me diste.
Y la vida no es sufrimiento.
Es posibilidad.
Con gratitud y libertad,
tu hija…
la que honra tu historia sin repetirla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario