miércoles, 11 de junio de 2025

FASE 1: Reconocer la herida Día 5 – La culpa que no era mía, y la cargué como si lo fuera

 Día 5 – La culpa que no era mía, y la cargué como si lo fuera

Una que se instaló en mi interior sin que nadie la invitara: la culpa.
Culpa por haberte visto triste y no poder ayudarte.
Culpa por tener deseos propios.
Culpa por pensar diferente.
Culpa por crecer y alejarme.
Culpa por querer vivir de otra manera.
Culpa por tener más posibilidades que tú.

Como si yo tuviera una deuda con tu historia.
Como si no pudiera estar bien si tú no lo estuviste.
Como si, para ser leal, tuviera que seguir tus pasos de sacrificio.

Me ha hecho sabotear mis logros, postergar mis sueños, minimizar mis talentos.
Como si disfrutar o prosperar fuera una traición a ti.
Como si tener algo que tú no tuviste me volviera desagradecida.

Hoy elijo ver con claridad:
No era mi tarea salvarte.
No era mi deber cargar tus decisiones, tus renuncias o tus heridas.
Tú eras la madre. Yo, la hija.

No es para que me sienta mal...
Es para que las tome con gratitud, con humildad y con libertad.
No para olvidarte, sino para honrarte de verdad.

Porque si tú luchaste tanto,
no fue para que yo repitiera tu historia...
sino para que yo tuviera una nueva.

Yo vine a vivir lo que me toca,
con el corazón abierto,
con la conciencia limpia
y con los brazos listos para recibir.

Tu hija…
la que hoy se perdona por todo lo que nunca fue su culpa.

Mamá…

Hoy quiero hablarte de una emoción que me ha acompañado demasiado tiempo:
culpa por no haber sido la hija perfecta.

Y, lo más doloroso…
por mucho tiempo pensé que debía compensar algo.

Cargué culpas que no nacieron en mí, pero vivieron dentro de mí como si fueran verdad.

Y esa culpa me ha limitado.

Pero hoy…

La culpa no era mía.

Y si la vida me ofrece nuevas posibilidades,
hoy me quito esta carga que nunca debió ser mía.

Mamá, yo no vine a pagar por lo que tú no viviste.

Con amor,

No hay comentarios:

Publicar un comentario